Estrasburgo, metrópoli regional y capital europea, ha sabido conservar dentro de sus murallas y en el campo que la rodea una identidad que concilia tradición y ambición, tipismo y modernidad.
Esta región ofrece la posibilidad de vivir en pocos minutos la vida cultural de una ciudad prestigiosa, salpicada de monumentos excepcionales, cascos antiguos notablemente cuidados y pequeños pueblos que han sabido conservar su carácter rural y sus tradiciones.
Desde la Petite France hasta el lúpulo, desde el
cathédrale o el Opéra hasta el especialmente fértil Kochersberg, este es el matrimonio de la tradición y el dinamismo.
